Más allá de las palabras

12 enero 2007

Mirando al infinito (1)

Laura y Adrián estaban solos. Solos frente a la inmensidad del mundo. Solos ante un mar en calma que iba retrocediendo, con miedo, como los cobardes que no afrontan la realidad.Atardecía y el Sol quemaba la arena que comenzaba su declinar anaranjado. La eterna brisa del mar se volvía temblorosa, se hacía suave y agradable en la cara de aquellos dos adolescentes.

Laura se tumbó, mirando a un cielo que se fundía con la marea salada en la imaginaria línea del infinito. Cerró los ojos y dejó que el tiempo transcurriera, como aquel que no da importancia a lo humano sino a lo inalcanzable. Adrián no se tumbó. Él se limitó a dar los pasos justos en dirección al horizonte agónico hasta que el agua comenzó a fundirse con sus pies. Allí se arrodilló, en un suelo débil y húmedo. Arremetido continuamente por tímidos ataques que se volvieron compasivos, de las olas que comprendían mejor que nadie su estado de ánimo.

Laura no hablaba, Adrián quería hacerlo pero aquel silencio majestuoso le pareció tal, que la más mínima herida causada sobre él podría resultar incurable. Se limitó a la resignación, liberando a sus rodillas de la cárcel que era aquella arena costera, dejando en ella dos marcas que poco tardó en borrar la implacable y constante vileza de un mar que les susurraba las palabras precisas.

Borja

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]



<< Inicio