Ensayo sobre la lucidez. Fragmento.
( Final de la conversación entre el ministro del interior del gobierno y el alcalde de la ciudad protagonista del relato)
Ministro.- Si alguna vez llega a ser ministro del interior sabrá que para tirones de orejas y otras correciones nunca hay límite de edad.
Alcalde.- ¡Qué no lo oiga el diablo, señor ministro!
Ministro.- El diablo tiene tan buen oído que no necesitan que se le digan las cosas en voz alta.
Alcalde.- Entonces, que dios nos valga.
Ministro.- No vale la pena, ése es sordo de nacimiento.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio