Más allá de las palabras

23 enero 2007

Aliento

No eres más que un reflejo de mi pensamiento y a pesar de todo te llevo dentro, muy dentro.
Estás conmigo cuando nadie quiere ver mis lágrimas. Huyes cuando sonrío, sólo cuando me inunda la alegría, escapas.
Te intento tocar y te desvaneces en el transcurso incesante de los días, de las cosas, de las personas que quedan, de los momentos que, perdidos, se marchan.
No puedo verte, no se quién eres. Es el misterio lo que me trajo a ti. Eres tú, quien me trajo el misterio, la más ardiente de las pasiones ocultas, el silencio que más grita, ¡grita! ¡grítalo! ¡más fuerte! ¡quiero que lo oigan!
Quiero que mi silencio, ese silencio que tanto oculta, salte en pedazos y quede hundido en tu voz para siempre.
No eres la lluvia que un día mojó mi vida. Tampoco la imagen única de un sentido incierto del ¿qué hacemos?. No eres nada de lo conocido. No eres un “te quiero” ni un “te voy a echar de menos”.
Cuando tu aprendas a mirarme y yo sepa como escucharte, sólo nos quedará el aliento. Solos, con el silencio separando nuestros cuerpos y unas palabras que buscarán el suicidio, saliendo de mi boca y llegando al fuego de tu alma.
Unas palabras que resumirán el sentido de una vida, mi sentido, tu razón de ser.
Darán respuesta a un ¿qué hacemos?, que cada día se hace más duro de llevar... y mas incomprensible.

Borja

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