Más allá de las palabras

21 septiembre 2006

Respuestas a un discurso equivocado


Buceando por las entrañas de Internet me he encontrado con esto. Sería recomendable leerlo antes de continuar con mi reflexión. Tan solo son dos párrafos, de un hecho ya archiconocido por todos nosotros, los ataques del 11 de Septiembre de 2001 contra los Estados Unidos de América.

El primero de ellos (párrafos) es una breve explicación que el señor Jiménez Losantos hace acerca de aquel tremendo episodio ya histórico pero el segundo, y es éste el que realmente me ha llamado la atención – ustedes mismos podrán entender porqué - por todo lo que en él trata este señor.
Léanlo detenidamente, eso sí, si antes no les da por cerrar la ventana. Esa fue mi primera tentación al leer semejante discurso belicoso.

“Muchas veces es necesaria la guerra y entonces es justo hacerla.”

Parto de dos nociones básicas, de dos éticas que yo tomo como propias, de dos ideas que desde siempre que he tenido uso de razón, he mantenido: La guerra nunca es necesaria y por lo tanto, nunca es justo hacerla. No es justo que mueran miles de civiles en una guerra, como tampoco lo es que mueran en el World Trade Center de Nueva York.

No es necesaria la guerra, solo los provocadores, agitadores, ¡los sedientos de sangre promueven las guerras! Pero nosotros no. Los pacifistas, los que creemos en la desaparición del radicalismo en las religiones, los que luchamos contra el totalitarismo, los que confiamos en la libertad... no. Nosotros no creemos que la guerra sea necesaria. Nosotros no creemos en la guerra.

“Hacen falta estados terroristas que actúen con y como bandas terroristas. Esos estados deben ser, sencillamente, destruidos.”

Ni el mismísimo Adolf Hitler habría podido pronunciar tan abrumadoras y radicales palabras. Quizás este hombre, Federico Jiménez Losantos, quisiera hacer un llamamiento a un nuevo Holocausto: la desaparición de estados que a su juicio actúan con y como bandas terroristas. Esto incluye no solo a los países que Losantos deja intuir (Irán, Afganistán en época talibán, Corea del Norte, Yemen, etc) sino a otros que, como Israel, están caracterizados precisamente por actuar como bandas terroristas y tener bandas (muy bien disfrazadas por cierto) que se dedican al terrorismo de estado.

Si Jiménez Losantos quiere exterminar de la faz de la Tierra a aquellos estados que el considera “terroristas” y con ellos a todos sus ciudadanos, se encontrará prácticamente sólo en su intento de lograrlo. Un incendio no se apaga mojando las lenguas de fuego sino reduciendo a cenizas el foco de dicho incendio. Por eso mismo el terrorismo no se extinguirá eliminando los estados que lo promueven y/o admiten sino eliminando otra serie de elementos tales como la pobreza en el mundo subdesarrollado o la radicalización extrema de la religión (y no hablo solo de la musulmana, también la católica-evangelista) y promoviendo valores de solidaridad de los mas favorecidos hacia los más pobres para así convertir en menores las fronteras.

Y es por eso que el terrorismo no desaparecerá con hombres que, como Federico Jiménez Losantos quiera pagarles con la misma moneda: “Ellos me atacan, yo les ataco el doble”. Como decía Gandhi: Ojo por ojo y al final todos acabaremos ciegos.

“A la civilización, a nuestra civilización, le han declarado la guerra sus enemigos”

Y mi pregunta es: ¿Por qué existen enemigos de nuestra civilización? ¿Quizás porque hemos sido precisamente nosotros los encargados de crearlos? ¿Quizás porque nuestro egoísmo los ha hecho crecer y hacerse fuertes?Sinceramente, no lo sé. Lo único que quiero es soñar con algo diferente algún día. Ojalá cuando ese momento llegue, aun siga viviendo para esbozar una sentida sonrisa de satisfacción. El momento en el que no existan las fronteras, las desigualdades, el terrorismo... ¡qué sé yo!

Solo deseo que al haber leído todo esto, algo se haya conmovido dentro de ti. Será una buena señal.
Paz.

- el llanero solitario

1 comentarios:

  • La guerra NUNCA es necesaria. Que un país quiera lo que no es suyo, y por ello, inicie una guerra... pero eso no quiere decir que sea necesaria, es más bien un capricho de unos pocos que afecta a muchos. Pero las cosas van así. El pez grande siempre se come al pequeño. Y mientras unos descansan en su sofá de terciopelo otros se mueren de hambre en las calles...

    El "periodista" que escribe el relato es todo menos objetivo...

    Un saludo

    De Anonymous Anónimo, A las 26/9/06 20:24  

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