Más allá de las palabras

12 junio 2007

Botas

Esta niña cabizbaja con botas rojas se llama Palestina. Tiene perdida la mirada en un cráter causado por una bomba de odio (no conoce las bombas de amor). La fotografía original, la realidad, mostraba a un hombre agonizante desprendiéndose con lentitud de las botas de quien decía ser su hija. En esa tierra ya no hay padres, ni madres, ni hijos ni familia, sólo niños lanzando piedras y balas atravesando cuerpos.
Palestina no va a la escuela, porque su escuela no es más que otro inmenso cráter. Y el problema viene de ahí, del fondo del orificio donde aún quedan restos de venganza que no desaparecen con el agua de lluvia. ¿Estará llorando Palestina? No lo sabemos. Seguramente su corta edad no le permita distinguir el bien y el mal y quizá jamás pueda hacerlo sin que un obús destroce su casa con ella dentro. Por eso anda a través de una jungla en blanco y negro, por eso el cráter en su camino, por eso las botas manchadas de sangre, por eso la cabeza gacha.
Palestina superará ese obstáculo de alguna manera, estoy seguro, confío en ella. Y cuando consiga llegar al río, dejando atrás la maleza mortal en la que vive, podrá limpiar sus botas y hacer que vuelvan al color que tenían antes, verde. Esperanza.

-Borja

06 junio 2007


El loco abrió un cajón polvoriento
Y con un leve soplido, inerte,
Llenó la habitación de sueños rotos.
El loco cerró puertas y ventanas;
Oscureció allí dentro.
Con la luna agonizando en sus ojos,
Desnudó la mañana.
El loco acarició el frío metal,
Carbón macabro, en la comisura
De tan tristes labios; tan solitarios...
Cuando despuntaba el alba
Las nubes abrazadas,
El loco miró a la muerte de cara
Y dijo entre lágrimas:
“Aquí me tienes, soy tuyo, por no haber sido de nadie en vida. Quiero sentirme esclavo ahora que todo termina.”

-Borja