Más allá de las palabras

28 marzo 2007

Aquí, Pedro Salinas


Aquí en esta orilla blanca
del lecho donde duermes
estoy al borde mismo
de tu sueño. Si diera
un paso más, caería
en sus ondas, rompiéndolo
como un cristal. Me sube
el calor de tu sueño
hasta el rostro. Tu hálito
te mide la andadura
del soñar: va despacio.
Un soplo alterno, leve
me entrega ese tesoro
exactamente: el ritmo
de tu vivir soñando.
Miro. Veo la estrofa
de que está hecho tu sueño.
La tienes sobre el cuerpo
como coraza ingrávida.
Te cerca de respeto.
A tu virgen te vuelves
toda entera, desnuda,
cuando te vas al sueño.
En la orilla se paran
las ansias y los besos:
esperan, ya sin prisa,
a que abriendo los ojos
renuncies a tu ser
invulnerable. Busco
tu sueño. Con mi alma
doblada sobre ti
las miradas recorren,
traslúcida, tu carne
y apartan dulcemente
las señas corporales,
para ver si hallan detrás
las formas de tu sueño.
No la encuentran. Y entonces
pienso en tu sueño. Quiero
descifrarlo. Las cifras
no sirven, no es secreto.
Es sueño y no misterio.
Y de pronto, en el alto
silencio de la noche,
un soñar mío empieza
al borde de tu cuerpo;
en él el tuyo siento.
Tú dormida, yo en vela,
hacíamos lo mismo.
No había que buscar:
tu sueño era mi sueño.


(Creo que comienzo a enamorarme; a enamorarme de un sueño, de tu sueño. Ojalá no sea grave.)

-Borja

27 marzo 2007

Palabras que engañan


Hay palabras que suben como el humo, y otras que caen como la lluvia. La frase no es mía pero, en cierto modo, se adapta a mí.

Estoy (he estado) leyendo una carta de deseos de la cual no soy autor pero sí protagonista, una carta, pues, similar a mi vida. Permanezco solo, sin saber que quiero pero queriendo saber que hay detrás de unas palabras que me resultan confusas, unas palabras que me intentan guiar. Pero no estoy seguro de la realidad que me presentan, son palabras que engañan. No son explícitas, te obligan a darles la vuelta para ver si hay algo más allá de ellas y a mí me cuesta constatar la verdad y asumir los deseos ajenos.

Quisiera haber nacido más inteligente, menos vanidoso, pero el destino (eso que para muchos no es más que una palabra vacía; me incluyo) pensó que era mejor embarrar el camino que yo habría de andar y colocarme la utopía como fin de tal camino. Tal como decía el subcomandante Marcos: “Camino diez pasos y la utopía se aleja diez pasos, camino veinte pasos y la utopía se aleja otros veinte pasos. Puede que nunca la alcance pero para eso sirve, para seguir caminando.”

Para ser sinceros, no es una utopía lo que me lleva a escribir sino simplemente el hecho de creer leer algo más allá de las palabras. Ese algo quizás no sea nada o quizás lo sea todo. No lo sé y es por eso que intento despejar todas las incógnitas que pueblan mis pensamientos. Una a una. En lo oculto del sentimiento reside la magia de los sueños.

-Borja

24 marzo 2007

Somebody to love (1)

Ayer entré como cada noche en ese mundo virtual al que muchos nos sentimos enganchados, llamado Messenger. No tenía muchos contactos conectados (valga la infantil redundancia) así pues, no sé si bien por aburrimiento o por absurda necesidad, comencé a leer los nicks de toda la gente allí reunida: “Te quiero, Fulanito”, “No sé que haría sin ti, Menganita”, “Eres lo mejor que me ha pasado en la vida”, “No te olvides, ¡te quiero, te quiero, te quiero!” “Te quiero bicho” “Os quiero”...

Nunca antes había visto usar el verbo querer de modo tan banal y vacío. Ese verbo al que todos deberíamos respetar y nunca deberíamos pronunciarlo (en su defecto escribirlo) en vano, inundaba la pantalla de mi vetusto ordenador. Me preguntaba, según leía toda aquella ristra de frases bonitas, si merecía la pena tener alguien a quien querer, somebody to love, teniendo en cuenta, como ya he dicho, la responsabilidad que supone el querer a alguien. Hablo de querer con todas sus consecuencias aunque para ser sincero, ni siquiera yo sé que significa el tan pronunciado verbo y por consiguiente, desconozco las consecuencias que de él se puedan derivar. Un lío ¿verdad?
De repente, una línea imaginaria se traza en mis reflexiones; a un lado queda la palabra amistad. En el otro, la palabra amor. Siempre han estado juntas, han vivido las mismas sensaciones; el amor sin saber que era la amistad, la amistad creyéndose el amor. Y así les fue... así les va.
Ambos necesitan tiempo para adaptarse a la nueva situación. Se sienten extraños, solos, y se buscan mutuamente. El amor grita: “¡Amistad!”. La amistad lo oye pero no responde, le duele saberse sola. La existencia es un juego a vida o muerte y sólo uno de los dos va a poder sobrevivir y triunfar.
Amistad. Amor. Y la línea imaginaria separándoles.
-Borja

17 marzo 2007

Dos poemas y una canción

Cambiaría la realidad

Debí haberme callado

Un error ya es demasiado.
Nunca me has dolido tanto.
Inocua alegría y llanto,
Anclada en nuestro pasado.

He sido a tus ojos, fiel
Ante tus labios, pecado
Sólo en el pasado, hiel.

Escapa, sé valiente.
Necesito perderte;
Vivir y no tenerte.
Enlazar con la muerte.
Navegar a contracorriente... ¡siempre!
Encalla en mis labios,
Naufraga entre mis manos.
Alud de amor helado
Diosa de mi pecado.
Oiré tu voz...¡pero seré fuerte!

Donde el amor no quiere usar palabras
En el momento que despunte el alba.

Abriré de mis ojos, las ventanas.
Mis venas llevarán tu sangre.
Oscurecerán al llegar la tarde,
Rozaremos la piel del alma.

Más allá, donde la ilusión pierde.
Ilusión, ¡suicídate y muere!

A veces creo que he nacido loco.
Luego pienso, veo la verdad
Mi vida es una mierda... río, lloro.
A veces, cambiaría la realidad.

Mirar y no ver

Descubro en tu mirada,
Umbral de luz eterna,
Naturaleza muerta.
Ilusión acabada
Acercándose... lenta.

Elegía de batallas perdidas,
Risa vital
Error mortal.
Saxofón, sin su leve melodía.

Lágrimas de felicidad ausente
Aparecen en tu alma de niña.

Rechacé mirar tus ojos,
Aún sabiendo que la vida,
Zozobrando,
Olvidaba ya tu rostro,
Nacarado de alegría.

Desperté en tu sueño frágil
Estaba herido, de muerte.

Madurar no ha sido fácil,
Inspirarse cada día.

¿Sabes cuán duro es quererte?
¿O luchar por no perderte?
Ni siquiera lo imaginas.
Recorrerás cada esquina
Intentando ser suicida.
Suicida, también inerte,
Aunque yo no pueda verte...

-Borja

08 marzo 2007

Suspiro en verso

Si alguna vez la vida te maltrata,
acuérdate de mí,
que no puede cansarse de esperar
aquel que no se cansa de mirarte.

-Luis García Montero

07 marzo 2007

Ayer, a eso de las once de la noche, estando yo tumbado en mi cama con los ojos aun abiertos e impulsivos, tuve uno de esos momentos de lectura reflexiva; cuando tras haber leído, reflexionando sobre lo que he leído y extrayendo primarias conclusiones acerca de la reflexión de lo que he leído (en fin, esas cosas que sólo nos pasan a los que leemos) me doy cuenta que muchas de las cosas que nosotros convertimos en irreductibles murallas son simples castillos de arena, en el aire.

Si no me equivoco, el artículo fue escrito por Eduardo Galeano (autor del que, por cierto, recomiendo sus breves relatos: fáciles de leer y con una moraleja más o menos profunda pero siempre moralizante).
Bien, como iba diciendo, el artículo es de este autor latinoamericano y habla sobre nuestro comportamiento de cara al resto del mundo que nos rodea. Existen –existimos– dos tipos de seres según Galeano:

Uno) Espejos: la gente los mira pero no ve nada, sus miradas convergen en un punto, son rechazadas y devueltas a su dueño. Es necesario romper ese espejo si queremos adivinar pensamientos, pero con cuidado, evitando que alguna pequeña esquirla quede clavada en el corazón. Débil corazón, es por eso que necesita esa protección y estar a salvo de miradas indiscretas.

Dos) Cristales: la gente los mira y es capaz de ver todo aquello que guardan dentro de sí. No importa lo escondido que pueda estar, el cristal nos ayuda a descubrirlo. El cristal, al contrario que el espejo, no se rompe. Sólo deja que veamos lo que sucede tras su pared vidriosa pero impide que entremos. El corazón está a salvo de morir desangrado, pero los sentimientos quedan estampados en ese cristal protector.

Y ahora la duda que me llena y me vacía, la pregunta que me hace caminar en vaivén es la obvia que se podía esperar de un ser básico y superficial: ¿qué soy yo?
Como ocurrió en cierta ocasión cuando un policía preguntó a un sospechoso de aun no tengo claro qué crimen: “¿quién es usted?” Y él respondió: “si sabe responderme a esa pregunta, le estaré eternamente agradecido.”

Yo aún espero respuesta...

-Borja

03 marzo 2007

Aunque ella no lo sepa

Que me perdone el gran Quique González, pero necesitaba usar su canción, retocarla y expresar con ella una infinidad de sensaciones estúpidas. Allá va:

Aunque ella no lo sepa
Me he inventado su nombre
Me enamoré de promesas
Y he sufrido en su noche

Aunque ella no lo entienda
Nunca escribo tan tristes canciones
Por no vivir sin ella

Aunque ella no lo sepa
Me envenenó su mirada
Y mi alma se queda
Vacía cuando se marcha

Sé que aun estás despierta
Y al llegar el mañana
No te darás ni cuenta
De que yo nunca estaba

Y aunque ella no lo sepa
Nos queríamos tanto
Son sus ojos mi espera
Su sonrisa, el encanto

Ella es mi condena
Yo sólo quiero ser algo
Y encender con mis besos
El mar de sus labios...
Y para mí hacerla eterna.

-Borja