Más allá de las palabras

21 mayo 2006

La parábola del matrimonio


Cuenta una vieja leyenda de los indios Sioux que una vez llegaron hasta la tienda del viejo brujo de la tribu, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Alta la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.


- Nos amamos - empezó el joven.
- Y nos vamos a casar - dijo ella.
- Y nos queremos tanto que tenemos miedo. Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán. Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos. Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de la muerte.
- Por favor - repitieron - ¿hay algo que podamos hacer?

El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados, tan anhelantes esperando su palabra.
- Hay algo...- dijo el viejo después de una larga pausa
-. Pero no sé...es una tarea muy difícil y sacrificada.
- No importa - dijeron los dos-. Lo que sea - ratificó Toro Bravo
.- Bien -dijo el brujo-. Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena. ¿Comprendiste?
La joven asintió en silencio.
- Y tú, Toro Bravo - siguió el brujo - deberás escalar la Montaña del Trueno; cuando llegues a la cima, encontrarás la más brava de todas las águilas y, solamente con tus manos y una red, deberás atraparla sin heridas y traerla ante mi, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta...¡salgan ahora!.

Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte, él hacia el sur.... El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas.
El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas. Los jóvenes lo hicieron y expusieron ante la aprobación del viejo las aves cazadas. Eran verdaderamente hermosos ejemplares, sin duda lo mejor de su estirpe.
- ¿Volaban alto?- preguntó el brujo.
- Sí, sin duda. Como lo pediste... ¿y ahora? - preguntó el joven- ¿los mataremos y beberemos el honor de su sangre?
- No - dijo el viejo-.
- Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne - propuso la joven-.
- No - repitió el viejo-. Harán lo que les digo: Tomen las aves y átenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero... Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.

El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros. El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero solo consiguieron revolcarse en el piso. Unos minutos después, irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre si hasta lastimarse. Este es el conjuro...
-Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse uno al otro.

Si quieren que el amor entre ustedes perdure, vuelen juntos pero jamás atados.

-el llanero solitario (el relato es de Paulo Cohello)

19 mayo 2006

Una ciudad cualquiera


Son las 23.29 y para ser sinceros; acabo de comenzar a escribir y ya me estoy empezando a cuestionar ¿ Para qué escribes si sabes que hoy no tienes nada interesante que contar? Y que razón tengo.
Pues bueno, tendré que poner alguna excusa para que parezca que esto tiene sentido, cuando en realidad intuyo que no lo tiene.

Ya han pasado casi 10 minutos desde que inicié el relato relativo. Intento coger algunas rafagas de inspiración entre el poco y templado viento que corre por este tranquilo barrio de esta gran urbe. La noche está en calma, el silencio solo lo rompen el sonido de las motos de algunos locos que (creen que) andan sueltos.
Ojalá pudiera decir que se pueden ver las estrellas, y que el aire que respiro es puro. Ojalá los edificos fueran montañas, los coches raudos caballos que cabalgan trás un ideal. Ojalá los gritos se convierteran en susurros de amenazantes pero amenas lechuzas.
!Ojalá cambiasen tantas cosas en esta ciudad! Pero a pesar de todo, no cambies nunca Madrid.

Acabamos de pasar un día más y Madrid aun no ha recogido los frutos del 19 cuando se dispone a sembrar las semillas del 20. Así es mi ciudad. No intentes pararla, una marea humana ataviada con trajes, maletines y corbatas ellos, vestidos, bolsos y rimmel ellas, te arrollará. No te dejará ser improductivo. Tendrás que empujar y serás empujado. Asúmelo. Nadie sabe quien marca las reglas, pero ahí están, para bien o para mal.

Lo siento, mi inspiración no da para más por hoy. Proximamente seguiré escribiendo de mi ciudad, de sus gentes, de sus virtudes, defectos...

-el llanero solitario

16 mayo 2006


Uno escribe por gusto y no por obligación (salvo, claro está, los que se ganan el pan diario con ello) y es por eso, por lo que llevaba mas de medio mes sin actualizar, en lo que a nuevos escritos se refiere, este humilde rincón al que titulé: Mas allá de las palabras. ¿Por qué? ¿Por qué esa frase?
Ciertamente, no me paré a pensar en ello detenidamente. Tan solo me recliné sobre la silla de mi escritorio y dejé que el tiempo pasara y las ideas fluyeran.

Las letras unidas forman palabras, y éstas hacen frases, que se agrupan en líneas, párrafos... Luego vienen los capítulos, los libros, las trilogías, cuatrilogías, quintologías, obras maestras y algún que otro estúpido libro sagrado.
Todo ello para lo bueno y para lo malo, lo forman las palabras.
¿Y el más allá? ¿Existe algo oculto tras las palabras?
Mi respuesta a esto es clara: más allá de las palabras solo existe lo que nosotros queramos que exista.

· Si más allá del término Soledad, tu ves a una amiga, una compañera que te acompaña siempre, ¡Esa es tu palabra! Si por el contrario ves en Soledad a una despiadada asesina que espera al mínimo desamparo para atacar y hacerte daño, ¡Esa es tu palabra! Y sinceramente opino que estas equivocado/a

· Si más allá de Injusticia eres capaz de ver como un bebé se muere de hambre en Níger mientras en un McDonald´s de Kansas City un americano se pone ciego de Big Mac´s super size, ¡Esa es tu palabra! Si detrás de Injusticia ves como de Gran Hermano han echado a X antes que a Y ¡Esa es tu palabra! Y te recomendaría que usarás más los libros y el sentido común antes que el mando a distancia.

· Si más allá de la palabra Felicidad ves a un niño disfrutar con una simple peonza y un par de canicas como si fueran el mayor tesoro del mundo ¡Esa es tu palabra! Si Felicidad lo identificas con un hombre "de panza y puro" rodeado de fajos de billetes morados, sentado en el sillón de piel de bisonte de su despacho desde donde maneja los hilos de su empresa multinacional ¡Esa es tu palabra! Y que triste debe ser tu vida materialista.

No le busques más explicación, cada palabra tiene un significado distinto dependiendo del cristal con el que se mire. Mirando a través del opaco cristal de la ignorancia, nada verás más allá de tus narices, pero todo lo creerás ver Más allá de las palabras. Se libre, haz que el cristal se convierta en transparente, que nadie te impida ver más allá de tus propios horizontes y por supuesto, que nadie te impida ver lo que existe, Más allá de las palabras.

-el llanero solitario