Más allá de las palabras

29 mayo 2007

Pupilas tristes

Caminas tras la ausencia, que se escapa
en un pasillo interminable y frío.
Yo aquí sigo, esperando tu aroma
en forma de mirada; Inflamable
al entrar en contacto con mis ojos.
Te detienes y giras tu cabeza
buscando unas pupilas tristes, mías.
Incendias este aire condensado
que es azufre para mis pulmones.
Me declaras la guerra. Me alío con
tus manos, con tu voz y con tu pelo,
pero me traicionan. Arrodillado
te pido perdón. Arrodillado
lo admito: tu mirada es invencible.

28 mayo 2007

Roquefort


“Extraño, como un pato en el Manzanares.”
Parece que el maestro Sabina va a tener que revisar sus versos por culpa del alcalde de Madrid. Según parece, ver patos en el río de la capital va a comenzar a ser lo más normal del mundo y se agradece. Ojalá se cumpla aunque reflexionando fríamente; la M-30 va a desaparecer en ese tramo de la superficie, pero seguirá viviendo bajo tierra. ¡Qué de secretos esconden los túneles de Madrid! Cosa no extraña por otra parte, siendo ésta una de las ciudades más perforadas que se conocen.
Creo que en Roquefort se han planteado demandar al ayuntamiento madrileño por competencia desleal con su famoso queso a lo que el señor Gallardón ya ha anunciado lo siguiente: “Es absurdo que estos franceses quieran demandar a nuestros túneles. Su queso es natural, nuestros túneles los han creado excavadoras gigantescas. Su queso ha de mantenerse fresco y seco, nuestros túneles me temo que no (a las inundaciones me remito). Y además su queso resulta bueno para la salud, no contamina, no daña al medio ambiente, es gratuito... En fin, ¿alguien más se atreve a comparar el queso de Roquefort con nuestros túneles?”

[Cuenta la leyenda que hace años, un pastor que gustaba más de perseguir a las pastoras que ocuparse del rebaño olvidó, en una cueva, su bocadillo, compuesto de pan y queso de oveja. Al encontrarlo, algunos meses más tarde, el penicillium roqueforti había completado su obra: el queso se había transformado en Roquefort.]

-Borja

13 mayo 2007

Mosquito

Dejé mi escritorio abandonado durante un breve periodo de tiempo. Cinco minutos, no más.
La ventana permanecía abierta aunque la persiana se había dejado caer tanto que robaba las vistas a una calle iluminada. La luz de neón en forma de lámpara alargada - concebida para estudiantes trasnochados como éste que escribe– reflejaba sombras en unas paredes rugosas donde apoyaba mis manos para no caer rendido de sueño.
Me tumbé con la espalda apoyada en un suelo cálido, estiré las piernas, los brazos, bostecé y cerré los ojos. De pronto, borré de un plumazo todos los recuerdos del día y todas las teorías económicas que tan duramente me había dedicado a estudiar durante la tarde anterior.
Cuando estaba pasando del estado de vigilia al de primer sueño (que me perdone Freud el desconocimiento en estos temas) noté un leve cosquilleo en mi labio superior. Aún con los párpados como persianas caídas, vacilé en intentar cualquier movimiento brusco y áspero. Me decanté pues por la caricia. Descubrí que en aquel hinóspito lugar de mi cara se había posado un mosquito, tan trasnochador como yo.
Intentando no hacerle sentir un ser extraño que había roto mi intimidad, le coloqué con cuidado extremo sobre la palma de mi mano y le miré fijamente.

Él sabía que cualquier intento por su parte de succionar mi sangre lo pagaría con la vida, así pues decidió quedarse inmóvil, observándome con desprecio.

- Son ya más de las dos de la madrugada y aquí sigues, ¿qué pretendes?
– No lo sé.
- Yo sí lo sé, era una pregunta retórica, ¡estúpido! Lo que te sucede es sencillo; no puedes cerrar los ojos y descansar porque hay algo que te preocupa y está por encima de ti y tus ganas de dormir.
- Supongo...
- “Supongo”, “No lo sé”, me cansan tantos tópicos baratos ideados para débiles. Tú no eres débil, si quisieras podrías comerte el mundo, ¿por qué no lo intentas?
- No lo intento porque siempre que pretendo dar el paso aparecen insectos como tú que no hacen otra cosa que replantearme de nuevo las cosas por las que...
- ¡Eh, un momento!
– No, ahora me vas a escuchar tú a mí; tu vida es muy fácil amigo pero a algunos de nosotros, los humanos, nos han programado para sufrir ¿entiendes? Tú siempre podrás morir por falta de sangre que succionar, por una mano que te aplaste o incluso por una lengua viperina que te haga desaparecer, pero yo no. Yo no me muero así. Yo muero cuando me faltan cosas que tu, mosquito de mierda, nunca podrás entender..
- Quizás tu problema es que ni siquiera los humanos son capaces de entenderte.

Y sin hacer ruido, se despegó del sudor de mi mano y salió por la pequeña ranura de luz que aún dejaba pasar la ventana de mi habitación.

-Borja

07 mayo 2007

18 años, 6 claveles y 1 libro. Siete de Mayo de dos mil siete.


Alba,

Cuántas veces he pensado, he leído, he escuchado que no hace ni siquiera un año que nos conocemos; incluso hace menos tiempo que nos conocemos de verdad, que es distinto. Meses. ¿Y qué? ¿Qué importa el tiempo?
Siento que eres esa niña inocente con la que, siendo un crío, jugaba en el parque, la niña que crecía junto a mí, que se emocionaba con cada detalle, que se manchaba de barro conmigo, la adolescente que pasaba del llanto a la risa en un instante, que se mojaba al pasar por cada charco, con quien corría por las calles de Madrid persiguiendo algún autobús o quizás algún sueño roto...
Y todo eso lo imagino, porque jamás lo he podido vivir.

A veces pienso que durante estos 17 años, ya pasados, he perdido algo, he dejado pasar momentos. Pero ahora quiero recuperarlos y estoy decidido a que todo ese tiempo sin saber el uno del otro pase a ser una simple anécdota. Los años que nos queden por vivir, juntos de algún modo, compartiendo cachitos de vida, siendo egoístas, porque no, tendiéndonos la mano cuando haga falta o contagiando la sonrisa, todo este tiempo que tenemos en nuestro horizonte será único; será tuyo y mío. Nuestro.
Serán las palabras, éstas que yo he querido regalarte y que tú lees, mientras un cosquilleo inexplicable te acaricia el estómago. Será también, el sol de cada mañana de lunes; puede que las nubes no te dejen verlo pero sabes que ahí sigue, brillando. Y yo seré parte de ese sol, iluminando tu camino cuando más lo necesites. Puedes estar segura.
El tiempo que ya ha comenzado y que jamás morirá, será nuestro, si tu quieres; serán nuestras las ilusiones, serán nuestros los sueños, puede que el mundo sea nuestro, que lo tengamos en nuestras manos, será tuya la alegría y mía la depresión, podremos compartir esos momentos tan dispares cuando tú necesites lágrimas o yo pida carcajadas, será nuestro el momento de dar un portazo, acabar con una vida condenada y empezar una nueva, nuestros serán los atardeceres, la lluvia, nuestra será la noche, todo.

Sabes, a veces siento miedo. Miedo porque quizás dentro de un tiempo, cuatro o cinco años, nos hayamos distanciado tanto hasta llegar al olvido. Miedo porque lo difícil no es llegar a algo sino mantener ese algo junto a uno mismo. Miedo también, porque nunca había sentido tanta complicidad con una persona a la que conocía tan poco. Miedo, quizás demasiado, en el momento de decidir. Miedo al futuro incierto en definitiva... pero a pesar de todo, soy sincero: contigo mis miedos se transforman en ilusiones. No lo escribo para llenar espacio en este folio, ni porque esa unión de palabras “suene bien”. Simplemente lo escribo porque es mi realidad. Me has cambiado ¿qué quieres que le haga? Quizás es porque yo sea una persona muy influenciable, o quizás tu tengas el don de llegar a la gente en muy poco tiempo, no lo sé, pero es así.

No creo que me quede mucho más que decir. A veces las mejores palabras son las que surgen en nuestras cabezas y es por eso, porque son nuestras, por lo que son únicas.
Hoy es 7 de Mayo de 2007. Hace 18 años que naciste, la pregunta es típica, simple y tonta pero ¿qué se siente? Eso de tener la libertad utópica un poco más cerca debe ser diferente ¿no? Yo lo sabré dentro de un año, tú ya puedes ir disfrutando...
Fíjate que después de todo lo que escrito casi se me olvida decirte lo más importante y lo que es la excusa perfecta para haberte escrito esta carta,


¡¡¡FELICIDADES ALBA!!!


-Borja