Amores imposibles, los más dolorosos.
Se llamaba Jenna y era estadounidense. Apenas nada más pude saber de ella.
Había venido a España desde un pequeño pueblo cercano a Boston junto con otros estudiantes americanos y se alojó durante sus dos semanas de estancia aquí, en casa de una de mis compañeras con la que hace año y medio que ya no comparto clase.
Jenna había visitado algunos museos madrileños, varias ciudades castellanas como Ávila y Segovia, alguna andaluza con vestigios árabes como Granada y una ciudad en la que conviven tradiciones cristianas con recuerdos musulmanes y huellas judías. Una ciudad llamada Toledo.
Los rasgos de Jenna no eran los comunes que caracterizaban al resto de visitantes americanos. Ellos eran rubios en su mayoría, de piel pálida en general y con raíces que bien podrían asemejarse a algunos antepasados irlandeses.
Ella no. Jenna era morena, sus cabellos negros, como su cautivadora mirada. Su sonrisa (que nunca conseguía borrar de su rostro) era la más bella que jamás haya visto. El hecho de poder oírla hablar lo consideré como un privilegio divino. Su voz era dulce y a la vez, veneno puro. Entraba en mis oídos y me atrapaba, me inmovilizaba y me impedía volver en mí.
Cuando la belleza se mezcla con la simpatía y los deseos pasan a ser quimeras, es cuando la realidad entra en lucha con los sueños.
Es una lástima que tan solo pudiera compartir con ella unas pocas horas antes del regreso a su país. Aunque en frío, reflexionando, creo que es mejor no haberla conocido más, porque de haberlo hecho, posiblemente aún estaría llorando su marcha y me sentiría como el hombre más insignificante y desgraciado del mundo.
Cada instante que pasaba del día 26 de Abril era un momento más junto a ella pero al mismo tiempo, también un momento menos.
"Todo acaba en esta vida". Ese es el tópico más utilizado por todos aquellos que buscan consuelo cuando sienten que han perdido algo. Quizá pudiera usarlo en mi caso, pero no lo haré puesto que nada he perdido, ya que nada gané.
Toledo fue la última parada hispana de Jenna. Su última visita, sus últimas horas en España. Puede que también de ahí se deriven sus últimos recuerdos y ojalá yo pueda tener la inmensa fortuna de vivir por siempre en alguno de ellos.
Realmente no sé si me enamoré de ella o si solo fue una atracción incontrolable lo que sentí. Los hubo que me intentaron convencer de esto último:
· "Uno no se puede enamorar de alguien a quién acaba de conocer", ¿De donde vienen pues, los llamados flechazos?
· "Seguro que eso solo fue atracción física y no sentimental" ¿Acaso lo primero no lleva a lo segundo?
· "Jenna es imposible, jamás conseguirás nada puesto que ella seguirá con su vida a más de tres mil kilómetros de aquí y tu no tendrás más remedio que seguir con la tuya, te cueste lo que te cueste y te haga el daño que te haga..." ¿Por qué lo que queremos que sea más fácil, siempre se convierte en lo más complicado?
Es un amor imposible, es el más doloroso que uno puede llegar a tener. Es el que más profundo llega, el que más te atrapa en menos tiempo, el que más anclado a ti piensas que está cuando en realidad es el más errante y fugitivo de todos, aquél amor traicionero que te coloca la miel en los en la punta de la lengua, te hace saborearla, y cuando crees que ya la tienes entre la comisura de tus labios y que nunca la perderás, el tiempo te la arrebata sin compasión.
Si Jenna no hubiera aparecido en mi vida, no habría tenido la oportunidad de vivir esta experiencia y tampoco la podría haber descrito. Ella ha conseguido hacerme un poco más maduro, ha añadido un grano de arena más en el desierto de mi existencia, y ha conseguido hacerme ver que el sufrir ayuda a crecer.
Por todo ello, y aunque tenga que resignarme a no volver a verla nunca más, Gracias Jenna.
-el llanero solitario
Había venido a España desde un pequeño pueblo cercano a Boston junto con otros estudiantes americanos y se alojó durante sus dos semanas de estancia aquí, en casa de una de mis compañeras con la que hace año y medio que ya no comparto clase.
Jenna había visitado algunos museos madrileños, varias ciudades castellanas como Ávila y Segovia, alguna andaluza con vestigios árabes como Granada y una ciudad en la que conviven tradiciones cristianas con recuerdos musulmanes y huellas judías. Una ciudad llamada Toledo.
Los rasgos de Jenna no eran los comunes que caracterizaban al resto de visitantes americanos. Ellos eran rubios en su mayoría, de piel pálida en general y con raíces que bien podrían asemejarse a algunos antepasados irlandeses.
Ella no. Jenna era morena, sus cabellos negros, como su cautivadora mirada. Su sonrisa (que nunca conseguía borrar de su rostro) era la más bella que jamás haya visto. El hecho de poder oírla hablar lo consideré como un privilegio divino. Su voz era dulce y a la vez, veneno puro. Entraba en mis oídos y me atrapaba, me inmovilizaba y me impedía volver en mí.
Cuando la belleza se mezcla con la simpatía y los deseos pasan a ser quimeras, es cuando la realidad entra en lucha con los sueños.
Es una lástima que tan solo pudiera compartir con ella unas pocas horas antes del regreso a su país. Aunque en frío, reflexionando, creo que es mejor no haberla conocido más, porque de haberlo hecho, posiblemente aún estaría llorando su marcha y me sentiría como el hombre más insignificante y desgraciado del mundo.
Cada instante que pasaba del día 26 de Abril era un momento más junto a ella pero al mismo tiempo, también un momento menos.
"Todo acaba en esta vida". Ese es el tópico más utilizado por todos aquellos que buscan consuelo cuando sienten que han perdido algo. Quizá pudiera usarlo en mi caso, pero no lo haré puesto que nada he perdido, ya que nada gané.
Toledo fue la última parada hispana de Jenna. Su última visita, sus últimas horas en España. Puede que también de ahí se deriven sus últimos recuerdos y ojalá yo pueda tener la inmensa fortuna de vivir por siempre en alguno de ellos.
Realmente no sé si me enamoré de ella o si solo fue una atracción incontrolable lo que sentí. Los hubo que me intentaron convencer de esto último:
· "Uno no se puede enamorar de alguien a quién acaba de conocer", ¿De donde vienen pues, los llamados flechazos?
· "Seguro que eso solo fue atracción física y no sentimental" ¿Acaso lo primero no lleva a lo segundo?
· "Jenna es imposible, jamás conseguirás nada puesto que ella seguirá con su vida a más de tres mil kilómetros de aquí y tu no tendrás más remedio que seguir con la tuya, te cueste lo que te cueste y te haga el daño que te haga..." ¿Por qué lo que queremos que sea más fácil, siempre se convierte en lo más complicado?
Es un amor imposible, es el más doloroso que uno puede llegar a tener. Es el que más profundo llega, el que más te atrapa en menos tiempo, el que más anclado a ti piensas que está cuando en realidad es el más errante y fugitivo de todos, aquél amor traicionero que te coloca la miel en los en la punta de la lengua, te hace saborearla, y cuando crees que ya la tienes entre la comisura de tus labios y que nunca la perderás, el tiempo te la arrebata sin compasión.
Si Jenna no hubiera aparecido en mi vida, no habría tenido la oportunidad de vivir esta experiencia y tampoco la podría haber descrito. Ella ha conseguido hacerme un poco más maduro, ha añadido un grano de arena más en el desierto de mi existencia, y ha conseguido hacerme ver que el sufrir ayuda a crecer.
Por todo ello, y aunque tenga que resignarme a no volver a verla nunca más, Gracias Jenna.
-el llanero solitario